A Dios lo que es de Dios y al César lo que es de Alierta.
El adiós de muchos compañeros afectados por el PSI (Plan de Suspensión Individual) ha coincidido con el cambio en la dirección de la empresa. César Alierta deja el cargo de presidente de Telefónica. No es la edad el motivo. El señor Alierta no es un sub-53 precisamente. Tampoco tiene mal aspecto. Le deseamos salud, porque desearle dinero es una obviedad. Y sobre el amor, es mejor no pronunciarse.
Respecto al PSI podemos afirmar que no está siendo todo “lo voluntario” que aparentemente tenía que ser ya que hemos recibido quejas de trabajadores denunciando presiones para que se acogieran a dicho PSI (amenazas de eliminación de experturías con reestructuraciones, supresión del teletrabajo sólo a personal susceptible de acogerse…) Lo que está claro que el ÚNICO que se va voluntariamente y a la edad que ha querido es Alierta y además con unas condiciones económicas indecentes y que hemos pagado los trabajadores de Telefónica: Un ejemplo es el ahorro aproximado de 90 millones de euros por las cantidades que dejó de aportar la empresa durante los 18 meses que estuvo suspendido el plan de pensiones, cantidad que no llega a la retribución final que se lleva el ilustre jubilado).
Total, que después de 16 años se produce un relevo al frente de Telefónica, la principal multinacional de este estado tan multinacional y a la vez tan monocolor. ¿Han sido años positivos? Algunos sí y otros no tanto. Ha coincidido con unos años económicamente muy positivos, los famosos años del boom inmobiliario, y con años más duros, los años de la interminable crisis. Han sido años también de un gran cambio en las comunicaciones y en la tecnología. Palabras como ADSL han aparecido y desaparecido a lo largo de este período. Empresas como Nokia han pasado de ser el summum de la modernidad a ser una marca de octogenarias y octogenarios. A nivel laboral, que es el que a nosotros nos interesa de manera más concreta, ha habido una disminución de la plantilla propia de Telefónica y de sus filiales en favor de una serie de contratas y subcontratas. De manera muy breve se puede decir que la subcontratación en cadena se ha impuesto. Gana el capital, pierden las personas. Pero no todas las personas pierden igual. Pierden sobre todo las personas desocupadas y jóvenes. Ni en uno, ni en otro grupo se incluye nuestro ya expresidente sr. Alierta. Tampoco se incluyen en estos grupos la plantilla de nuestra empresa, a pesar de que el futuro que se presenta ante los hijos de los empleados de Telefónica sea igual de duro que el del resto de los mortales. Pero a diferencia de las élites económicas que ganan mucho, la clase trabajadora con contratos antiguos se limita a no perder. Virgencita, Virgencita parece ser el lema de toda negociación colectiva. Y claro, la Virgen se aparece siempre en forma de prejubilación, ERE o PSI. Hay que tener fe, claro que sí. Hay que confiar en el cielo ahora que el papa es de lo más progresista que se pasea por el noticiario televisivo.
Total, que la valoración que podemos hacer de la presidencia de César Alierta es más bien negativa. Cierto, nos hemos quedado en muchos casos como estábamos, pero eso es cosa de la Virgen. Y ya se sabe la cita bíblica: “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es de Alierta”
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