Por dignidad, fuimos el 22 de Marzo
Pan, Trabajo y Techo. Tres palabras que se sintetizan en el eslogan de las marchas y que resumen una realidad.
· Porque no se puede consentir una sociedad en la que unos pocos disponen arbitrariamente de la riqueza. La mayoría, los que no tenemos más que lo que nos dejan tener, los que de la noche a la mañana pueden -podemos- dejar de tener empleo y automáticamente ni vivienda ni alimentación, necesitamos una sociedad capaz de garantizar un trabajo digno o una renta básica.
· Porque el deterioro de las condiciones de vida, en todos los aspectos, es de una dimensión insoportable.
· Porque poco a poco las personas vamos entendiendo que esto no es una crisis, esto es una estafa.
· Hemos conocido, hemos hablado con no pocas personas cuyas vidas transcurren en condiciones de tragedia, sin perspectiva alguna que no sean la precariedad y la incertidumbre.
· Hemos vivido que la unidad hace la fuerza. El día 22 de marzo hemos sumado en la movilización un millón largo de personas.
· Hemos visto en directo la represión de estado dirigida por el gobierno y ejecutada por la policía. Frente a una actitud pacíficamente modélica de los manifestantes, la represión ejemplificadora. Frente a la razón, el palo y el miedo.
· Hemos comprobado de nuevo el papel de los medios de comunicación. Ignorancia y silencio absoluto hasta el día previo porque ya no les quedaba otra. Y cuando por fin aparecen se emplean a fondo orientando las informaciones en el sentido de minimizar y desprestigiar a la propia movilización. De nada servían decenas de ruedas y comunicados de prensa realizadas previamente a lo largo de los 6 meses de preparativos de las marchas.
· Hemos sentido y lamentamos el silencio o el apoyo testimonial ejercido por las direcciones de las dos mayores organizaciones sindicales a nivel confederal, en una lucha de oposición al sistema en la que nos necesitamos todos. La lucha se intuye larga. La solidaridad y la unidad en la acción son nuestra fuerza.
· Hemos constatado que no estamos en tiempos de paz social y pactos de estado. La naturaleza intrínseca del capitalismo y sus gestores, el apalancamiento, la codicia y demás pecados capitales de los poderosos, les lleva a machacarnos sin contemplaciones.
· Porque no hay solución posible aplicando las mismas medidas que precisamente han provocado la situación actual, de burbuja a burbuja, convirtiendo nuestras vidas en fichas de casino que los poderosos juegan a su merced y antojo.
· Porque el miedo tiene que cambiar de bando.
En síntesis, estamos redescubriendo la sopa de ajo:
Sí se puede, si se quiere. ¡QUERAMOS!
Sindicato co.bas
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