1º de Mayo 2015
El 1º de Mayo conmemoramos una vez más la revuelta de Haymarket en el Chicago de 1886, que desembocaría en la instauración de la jornada de 8 horas.
Hoy 129 años después y a pesar de todos los cambios tecnológicos que permitirían un mejor reparto del trabajo y de la calidad de vida, las condiciones de trabajo se parecen cada vez más a las del siglo XIX.
Los trabajadores de las contratas y subcontratas de Movistar que llevan en huelga indefinida desde el 28 de marzo es la mejor demostración del cinismo de las grandes empresas y el gobierno y de las condiciones a las que nos están llevando a los trabajadores/as.
El gobierno sigue hablando de “recuperación económica” y de “mejora” de la situación. Pero el país real va por otro sitio, se sigue desangrando con el desempleo, con salarios de miseria, con jóvenes que emigran, con desahucios de familias.
Peor aún, mientras los corruptos se pasean, el gobierno recorta derechos democráticos, impone la ley mordaza, persigue a los/as activistas sindicales y sociales para imponer un clima de miedo y resignación.
Hoy, cuando las expectativas de cambio social se centran en las próximas citas electorales, desde COBAS decimos que no hay que renunciar a ningún medio para sacarse de encima a estos gobiernos del desempleo, la corrupción y las reformas laborales. Echar a estos sinvergüenzas, a estos lacayos de la Troika es la tarea más importante porque con ellos no hay manera de salir de este pozo en el que nos han metido.
Pero también los trabajadores tenemos que dejar claro que el cambio no puede ser un lema vacío de contenido. Queremos la derogación de la reforma laboral; queremos que se ponga fin a los desahucios; queremos salarios dignos; queremos educación y sanidad pública y de calidad; servicios públicos de calidad, sin privatizaciones; queremos planes de empleo y garantías de que a ninguna familia le falta pan y techo.
Y decimos que mientras la primera obligación del Estado sea pagar la deuda de los banqueros y especuladores no saldremos del pozo. Sin esas medidas de emergencia social, no habrá cambio. Ningún gobierno, ni este ni el que venga, dará garantías de llevar a cabo el plan de emergencia social que necesitamos si los trabajadores y el pueblo renunciamos a estar en la calle, a la movilización, a la lucha.
Porque sin esas manifestaciones masivas, sin las huelgas generales, sin las multitudinarias mareas de la educación o la sanidad, sin las muchas huelgas obreras y estudiantiles habidas en estos años olas que hoy protagonizan los trabajadores de las subcontratas, contratas y autónomos de Movistar, en este país hoy no habría ni el descrédito del gobierno y el bipartidismo, ni habría siquiera la menor esperanza de cambio.
La lucha obrera, la preparación de una huelga general sigue siendo una necesidad porque los problemas siguen agravándose, porque hace falta que los que hoy están no levanten cabeza y los que vengan tomen buena nota de que no van a tener tregua sino ponen en pie un plan de emergencia social que garantice pan, trabajo y techo.
¡Abajo el gobierno de los banqueros, la mentira y la corrupción!
¡No hay cambio sin lucha obrera!
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