Hace aproximadamente un año en COBAS acuñamos el término "baja intensidad" para referirnos a los pequeños cambios que, de forma casi imperceptible, van alterando todo nuestro entorno , casi sin que nos demos cuenta. O, por lo menos, sin alarmarnos demasiado, hasta que echando la vista atrás observamos que la acumulación de pequeños cambios ha sido más intencionada y ha dejado más huella que lo que pensábamos.

Con frecuencia, para cuando percibimos que hemos formado parte de una estrategia a largo plazo, ya no nos queda otra que resignarnos. Incluso habiéndolo percibido, no hemos sabido valorar la magnitud del proceso o la dirección e intención real de éste.

Apenas había pasado un día de las elecciones sindicales cuando la empresa anunciaba "pequeños cambios" en algunos departamentos de algunas provincias. Luego se ha generalizado esta situación en todas las provincias y a para más plantilla.

La actividad de los Centros de Gestión se externaliza en su totalidad a la contrata, el mantenimiento desaparece como actividad de nuestra empresa, cuando ha sido siempre uno nuestros principales pilares. Podríamos seguir desgranando cambios de actividad en todos los departamentos: comercial; las diversas ingenierías; etc. etc.

Nos dicen que no hay que preocuparse, que esa mano de obra se va a centrar en actividad de "mayor valor añadido", lo que en principio debería hacernos ver estos cambios como algo positivo para a plantilla afectada, si no fuera por lo caprichoso del concepto que tan pronto se sitúa en una actividad como en otra.

Si echamos la vista atrás sólo unos años esta empresa está irreconocible. El mercado de las telecomunicaciones ha cambiado radicalmente y la empresa, para adaptarse a esos cambios, tiene, entre otras estrategias, adaptarnos a nosotros. ¿Cómo? Diluyendo los puestos profesionales y sus competencias en pos de la versatilidad absoluta de la plantilla. Todo ello con medidas de "baja intensidad", sin que seamos capaces de entrever sus objetivos reales y a largo plazo.

Ya se ha empezado a negociar el nuevo convenio, el 2º de Empresas Vinculadas (CEV). El que regulará todos estos cambios, nuestras condiciones de trabajo presentes y futuras, que nunca se habían mostrado tan proclives a cambios radicales.